Después de la caída de los sistemas
socialistas, en el 1989, el capitalismo queda como único modelo socio cultural
y con la globalización económica se expande en todos los rincones del mundo. El
problema no es más económico sino y principalmente social, porque poco a poco
transforma las relaciones sociales en relaciones de mercados. Es en este
contexto que autores como Bourdieu definen de manera genial el concepto de
capital social, utilizando justamente el concepto de capital de la economía y
lo aplica a las relaciones sociales. De hecho, el enfoque del autor francés es
principalmente de carácter individualista, y lo define como los beneficios que
los individuos tienen a través las relaciones sociales en una situación de
disparidad de condiciones. Con los años, este concepto tuvo distintos enfoques,
desde los de impronta individualistas de clara proveniencia bourdiana, hasta
los enfoques de impronta colectivista de autores como Putnam y Coleman, solo
para citar algunos.
Casi todos los economistas, hoy
coinciden que el tipo de capital social incide profundamente en la promoción de
"desarrollo" económico y social para los países. En este contexto,
dos tipos de capital social que se observan son también aquel de tipo bonding,
definido así porque se alimenta de "vínculos" de pertenencia a clan
formados por familias y amigos y es excluyente, y de tipo bridging, así llamado
por crear puentes entre las partes sociales y ser inclusivo. Este último tipo
de capital social es considerado generalmente a la base de los procesos de
desarrollo en las décadas pasadas, porque permite unir las distintas partes
sociales en un proyecto país colectivo. Hoy, la prevalencia de una economía
capitalista financiera centrada solamente en los intereses individuales generó
lo que podemos llamar el quiebre casi definitivo entre sociedad y economía,
avalado aún más por la pérdida de bienes y servicios con valor comunitario, que
están completamente subordinado a la rentabilidad de las ganancias
individuales. Es en este contexto que surge el concepto de "capital social
ético" que se funda sobre el reconocimiento de un núcleo de valores
(proyectados también en los bienes y servicios) considerados imprescindibles
para que una comunidad pueda vivir.
Por todas estas razones, para analizar
la economía hoy es absolutamente importante entender el proceso de formación y
construcción de las relaciones sociales. En otras palabras, si queremos cambiar
la economía, necesitamos cambiar las relaciones sociales. Tenemos que tomar
conciencia de lo que nos empuja a relacionarnos, nuestras intenciones, si
buscan la promoción de valores de impacto comunitario (construyendo un
"nosotros") o solamente intereses personales (erigiendo muros unos entre
otros).
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